La historia de la música de cámara remonta al renacimiento. Luego de una cena, los comensales, todos ellos expertos lectores musicales, se reunían en cada lado de la mesa para interpretar en perfecta armonía, un madrigal. En el período barroco, pequeños grupos instrumentales eran llamados a amenizar la sobremesa. Durante el clasicismo surge el cuarteto de cuerdas y en el romanticismo la música de salón representaba una alternativa sonora y un contraste con la música sinfónica que se escuchaba en los grandes teatros. En nuestro tiempo es importante hacer referencia a las salas de música construidas especialmente para disfrutar lo mejor de la música de cámara.